Ciro Alegría: La tierra en las letras
- Ágape Club Cultural
- 5 nov 2017
- 2 Min. de lectura
Ciro Alegría vio la luz por primera vez un 04 de noviembre de 1909 en el mismo departamento de nuestro vate universal César Vallejo. Conocido por ser uno de los máximos representantes de la literatura indigenista peruana, Ciro Alegría publicó las llamadas “novelas de la tierra” a las cuales debe su fama: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941), siendo esta última su obra cumbre y una de las novelas más notables de la literatura.
Hijo de hacendados ricos y blancos, él se consideraba un cholo serrano, porque es en la sierra donde vivió sus primeros años con peones y empleados de los inmensos latifundios pertenecientes a su familia. De esos entrañables años infantiles y de los relatos que oyó en ese entonces nacieron sus grandes novelas indigenistas mencionadas anteriormente.
A pesar de haber destacado notablemente desde los primeros años dentro de los círculos intelectuales liberteños, no consiguió gran atención por parte de la crítica literaria hasta que en Chile, país al que se le deportó por sus problemas políticos, logró publicar la primera de sus novelas.
La serpiente de oro inició como un cuento titulado La Balsa, éste nos relata las experiencias de vida de los “cholos balseros” de Calemar en la ceja de selva peruana, a orillas del río Marañón. La “serpiente de oro” es precisamente ese hermoso río dorado por el sol. El cuento fue enviado para un concurso en Buenos Aires, sin embargo, fue rechazado por su extensión, así que Ciro la extendió hasta convertirla en una novela a la que tituló “Marañón”. Tiempo más tarde, la enviaría con el nombre La serpiente de oro para un concurso convocado en Chile en el que resultó ganador.
Ahora ya conocido dentro del ámbito literario chileno, pero enfermo de una tuberculosis pulmonar, se recluyó en el sanatorio de San José de Maipo; poco antes de que se le diera de alta, sufrió de una embolia cerebral que le dejó temporalmente ciego y con medio cuerpo paralizado, esta dificultad motriz le anuló la capacidad de escribir por lo que para su recuperación, a manera de terapia, fue obligado a escribir para readiestrar el uso de su mano derecha. Es así como nace su segunda novela, ganadora también de un concurso chileno: “Los perros hambrientos” la que refleja la pobreza y el dolor en el que vivían los pobladores y animales de la comunidad de Rumi afectada terriblemente por la sequía.
Años más tarde, un amigo de Ciro le lleva las bases de una nueva convocatoria literaria, se trata del novedoso Concurso Latinoamericano de Novela convocado por la editorial Farrar & Rinehart de New York, pero Ciro, quien vivía en permanentes apuros económicos y a puertas de tener un hijo, no podía darse el lujo de dedicarse por completo a la escritura de una nueva novela, inesperadamente, sus amigos acordaron entregarle una subvención mensual con la que él pudiera vivir de forma tranquila y dedicado completamente a la escritura de su novela, con la condición de que el dinero sea devuelto cuando él ganase el concurso; así de convencidos estaban del talento del escritor peruano.
Comentarios